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sábado, 11 de diciembre de 2010

Peña Nieto en Guerrero

El Sur 11/12/10

Moisés Alcaraz Jiménez
Mami: las despedidas
duelen mucho, pero ésta
me destrozó el alma.

Mañana viene a Guerrero el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, con el único propósito de manifestar su apoyo a Manuel Añorve Baños. Llega a nuestro estado con la imagen del priísta mejor posicionado en la carrera interna de ese partido por la candidatura a la presidencia de la República. La dirigencia tricolor le tiene preparado un escandaloso recibimiento en busca del mayor impacto mediático, cuando la contienda por la gubernatura vive tiempos anticipados de guerra sucia, augurando efectos devastadores conforme se acerca la fecha de los comicios.
La guerra sucia y la propaganda negra serán de muy alta intensidad como un último intento de parar la tendencia ganadora de Ángel Aguirre, que cada día parece acrecentarse más. Vienen tiempos difíciles, de infamias y calumnias, de estallido de la violencia y de desprecio al marco legal donde, como en toda guerra, se verá al adversario como enemigo al que hay que aniquilar sin importar los medios que para ello se utilicen.
El PRI trae a Peña Nieto como recurso publicitario para tratar de levantar una campaña que cada vez es más difícil de sostener, pero ¿Es motivo de orgullo la presencia de Peña Nieto en Guerrero? ¿Cuáles son sus atributos y virtudes para venderlo como un producto de calidad? ¿Acaso de verdad tiene una imagen vendible al electorado guerrerense? Desde mi punto de vista, no. Veamos por qué.
Si en la vecina entidad se unen PAN, PRD, PT y Convergencia en la próxima contienda por la gubernatura de aquel estado, Peña Nieto sería brutalmente arrollado con un alto riesgo de descarrilamiento de su anticipada campaña. Quedaría demostrado que su figura está artificialmente inflada y que en la realidad es sostenida por una de las más costosas campañas mediáticas de las que se tenga memoria. Quedaría en evidencia también que si no es capaz de ganar ni en el estado que gobierna, mucho menos lo podrá hacer a nivel nacional.
En la realidad Peña Nieto es la viva imagen de la mediocridad. Se trata de uno de los políticos más incompetentes en una entidad donde contrasta la presencia de políticos destacados, con mandatarios de capacidades intelectuales muy limitadas pero con fama de alta inmoralidad. Peña Nieto se ubica en este último grupo. Fox y Calderón, que son los gobernantes que constituyen verdaderos monumentos a la incompetencia, se ven de talla mayor que Peña Nieto. Es un crimen contra la nación que lo pretendan imponerlo como presidente de la República.
La imagen que artificialmente le han creado en la televisión al mexiquense es enormemente distante a lo que en verdad es: carece de la inteligencia y la estatura política para gobernar un país como el nuestro, urgido de gobernantes con nivel de estadistas. Su trayectoria es deplorable y sus dos principales apoyos en la aventura que ha emprendido, son impresentables: Televisa y Carlos Salinas de Gortari, que si hay poderes fácticos que han destrozado a nuestro país, son precisamente esos dos.
El duopolio televisivo -que mantiene un férreo control del espacio radioeléctrico mexicano, que lo maneja como patrimonio propio, que ha enajenado a millones de compatriotas con insanas transmisiones y que ejerce su amplio dominio en medio de la más atroz de las impunidades y sin respetar ley alguna- es ahora la cabeza de una clase empresarial considerada de las más atrasadas del mundo, incapaz de ser el factor de desarrollo que el país necesita, pero altamente especializada en el saqueo y la depredación del patrimonio nacional.
Son grupos de presión que no buscan ejercer el poder de manera directa, pero constituyen la oligarquía que verdaderamente gobierna este país, a través de una clase política igualmente subdesarrollada y antipatriótica que se conforma con ser marioneta de los dueños del dinero en México, que son personajes igualmente criollos que transnacionales. A esta clase política pertenece Peña Nieto y su familia, que han mantenido el control político en el Estado de México por más de cincuenta años y que ahora se aprestan para tomar por asalto el poder en el plano nacional.
El grupo político que directamente impulsa a Peña Nieto lo encabeza Carlos Salinas de Gortari, cuya sola mención de su nombre trae a la mente de los mexicanos los peores tiempos de nuestra historia contemporánea: la ofensiva más brutal de empresarios rapaces coludidos con políticos corruptos contra los bienes de la nación y la integridad del Estado mexicano, al cual atacaron vilmente hasta dejarlo languidecer, transfiriendo los bienes públicos al sector privado, incluidos rubros fundamentales para el bienestar social, como la educación y la salud, servicios elementales que todo gobierno está obligado a prestar y que a partir de la administración de Salinas de Gortari el Estado abdicó de esta vital responsabilidad dejando estancada la educación y destrozada la infraestructura de salud, favoreciendo con ello los intereses de la iniciativa privada que busca apoderarse de esos sectores.
Los tiempos de Salinas de Gortari ¿Quién no los recuerda? fueron tiempos de oscuridad nacional, turbulencias políticas, crímenes de estado, fue un sexenio lleno de perversidades, con un gobernante que llegó al poder a través de un histórico macrofraude electoral cuya magnitud obligó al régimen a profundizar su reforma, que fue lo que a fin de cuentas acabó en el 2000 con el poder del partido hegemónico por más de setenta años en México.
Carlos Salinas de Gortari y Televisa son los principales padrinos de Enrique Peña Nieto, que viene mañana a Guerrero a reforzar la campaña del PRI ¿De verdad creen los dirigentes de ese partido que lograrán ese propósito? Yo más bien pienso que los resultados pueden ser muy contrarios a los que ellos esperan.

agorapol@hotmail.com

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