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lunes, 13 de diciembre de 2010

EDITORIAL

La Jornada Guerrero 12/12/10

EL GESTO PÚBLICO
Ayer se comentaba en estas páginas sobre los dichos del candidato de la coalición Guerrero nos une en Ahuacotzingo, donde en cierta forma se evocó una porción de su pasado ineludible al provenir él mismo del PRI al que criticaba.
Sin embargo, también es conveniente detenerse en ese acto político de Ahuacotzingo para valorar otro asunto que ahí ocurrió, y que no es menor.
En público, Ángel Aguirre Rivero le pidió disculpas al ex diputado local Ranferi Hernández Acevedo, exiliado en Francia cuando el ahora candidato era gobernador interino de Guerrero. La exigencia de esas disculpas había sido formulada por el propio Ranferi y otros luchadores sociales como condición para sumarse a la campaña de la coallición Guerrero nos une, por lo que se suponía que el candidato había sido colocado de espaldas contra la pared en un callejón sin salida, pues los políticos no suelen asumir sus errores y menos ofrecer disculpas, y aún menos hacerlo en público.
Sin embargo, contra todo lo que hubiera podido pensarse, Aguirre Rivero asumió el reto, se encaró con Ranferi Hernández y le pidió una disculpa pública por lo que hubiera podido hacer que le afectara.
Se recordará que a Ranferi en ese tiempo se le involucraba con la guerrilla, en particular con el ERPI, ya que como diputado había hecho defensa de los detenidos en El Charco, y en Ahuacotzingo mantenía su bastión, que también había dado otras luchas intensas por cuestiones electorales. A finales del gobierno de Aguirre Rivero salió una orden de aprehensión en su contra, a la espera de que concluyera la legislatura de la que formaba parte.
Antes de eso, él se dio a la fuga a Francia, donde recibió asilo, y regresó ya durante el gobierno de René Juárez Cisneros.
Aunque se entiende que no fue una acción suya, Aguirre Rivero asumió la responsabilidad que pudo haber tenido su gobierno, ya sea de manera directa o indirecta, y le pidió disculpas. Eso no lo hizo ver menos, sino al contrario, engrandeció su figura.
En ese gesto estaría la clave de lo que debe hacer ahora el candidato: a aquellos perredistas que han dudado de su vocación hacia la izquierda, debe darles una definición clara, precisarles que si fue izquierda en el PRI, puede seguir siéndolo en el PRD.

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