EDITORIAL

 

Condenable agresión

La Jornada Guerrero 19/12/10

La agresión que sufrieron los trabajadores de La Jornada Guerrero –los fotógrafos Pedro Pardo y Javier Verdín y la reportera Francisca Meza Carranza– cuando cubrían una orden de trabajo para verificar una denuncia de perredistas sobre presunto reparto de despensas por parte de la campaña de Tiempos Mejores para Guerrero, no debe quedar en el simple olvido.
Como se ha precisado, los reporteros no encontraron en Cumbres de Llano Largo evidencia de la denuncia que se recibió en este diario, pero sí dos tráileres que exhibían cine o espots de la campaña de Manuel Añorve, lo cual, hasta ese punto, no generó ningún problema, pues es tiempo de campañas y es previsible que se realicen este tipo de eventos. Inclusive, se entiende que los costos del cinema móvil deben estar contabilizados por el IEEG.
El detalle ocurrió más tarde, cuando tanto los vehículos del cine móvil como el de los reporteros, viajaban hacia la Escénica, y uno de los tráileres tiró un poste al hacer una maniobra. Tomar fotografías de ese detalle, originó el ataque contra Pedro Padro, quien fue derribado y su equipo sufrió daños, y empujones contra Javier Verdín. Posteriormente, una vez que se denunciaron los hechos, desde la campaña del PRI se ha intentado desvirtuar lo sucedido ahí, enfocándose en los reporteros como si éstos fueran sus enemigos.
El punto es que, como lo señalamos desde el primer día, los partidos requieren capacitar a su personal, y a las empresas que contratan; la violencia es condenable de donde provenga, y más, si lo es desde una campaña política. Los periodistas, de cualquier medio de comunicación, no forman parte de ninguno de los bandos que buscan la gubernatura, por lo que los simpatizantes de uno u otro deben enfocarse en sus propias propuestas y en debatir con los contrarios.
Es imperativo hacer un llamado una vez más a los responsables de las campañas para que le bajen de calor de sus acciones. En este caso, aparte de la agresión a nuestros compañeros, los promotores priístas dejaron, y tampoco hay que olvidarlo, un poste derribado.