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martes, 21 de diciembre de 2010

La Parota: gobernabilidad o conflicto

El Sur 21/12/10
Max Arturo López Hernández Un tema que se ha colocado en debate en los últimos días, se refiere al caso de La Parota, asunto que se ha politizado ante la polarización de posiciones donde unas afirman que es el proyecto del milenio, y otras que lo niegan como propuesta de desarrollo sustentable. E independientemente del punto de vista personal, el grado de ruptura entre las propuestas ha generado (o degenerado) en una confrontación social que amenaza con agudizarse.
Esta polarización está representada por dos personajes políticos importantes con influencia en la entidad: la posición convencida por el sí al proyecto la representa el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo; y por el no es Andrés Manuel López Obrador con presencia estatal y nacional.
Ambos representan a grupos de guerrerenses que están convencidos de que su posición es la correcta, y que al momento son posturas irreconciliables. Esto representa el conflicto, mismo que ha estado creciendo en la medida que se han ido sumando ciudadanos, grupos y partidos políticos a cualquiera de las propuestas. Y si bien el proyecto data desde fines del siglo pasado, en Guerrero se transformó en problema en el presente periodo de gobierno, al reducirse sustancialmente las posibilidades para una conciliación que permitiera una salida consensuada al conflicto creado desde el exterior, es decir, desde la propuesta de la Comisión Federal de Electricidad.
Sin embargo, en medio de posturas irreconciliables aparece una propuesta que me parece adecuada a la situación y que se manifestó el 5 de diciembre en el foro de los grupos étnicos nahuas, me’phaas, na savis, ñomdaa y afromexicanos, con el candidato Ángel Aguirre Rivero, quien ante el planteamiento para que se pronunciara en contra del proyecto de la hidroeléctrica La Parota, manifestó lo siguiente, según lo pueden atestiguar los ahí presentes:
“Me he estado informando del proyecto de La Parota y lo único que hasta el momento me han dicho son cosas malas y en estas condiciones, yo no puedo estar a favor de proyectos que atenten a los guerrerenses”.
Este discurso establece las bases para la gobernabilidad, porque la legitimidad de un gobernante se basa en la búsqueda de consensos y en su capacidad de arbitraje sobre asuntos públicos controversiales. Y a partir de sus palabras se infieren tres puntos básicos: a) la preocupación y aceptación de las diferencias entre ciudadanos; b) la duda razonable sobre las “virtudes” del proyecto, que para un grupo importante de guerrerenses son falacias con las que se encubre un proyecto agresivo a la naturaleza; y c) abre las posibilidades de escuchar a la otra parte.
En la coyuntura electoral, los discursos son significativos y ante el tema de La Parota, las respuestas tienen implicaciones porque ya perfilan la forma en que se va a gobernar. Por lo tanto es pertinente derivar algunas preguntas básicas que debemos hacernos los ciudadanos.
¿Cómo queremos que inicie el próximo gobernador? ¿Agudizando las confrontaciones entre guerrerenses, al imponer un proyecto que ha generado dudas razonables sobre sus beneficios?
¿El próximo gobierno debe cargar sobre sus hombros un conflicto que no fue provocado por él?
¿Debe el próximo gobierno abrir las posibilidades de un debate público, abierto y razonado entre guerrerenses que permita construir una gobernabilidad?
¿Guerrero debe tener un gobierno que abra las puertas para el diálogo, la concertación y la búsqueda colectiva de las mejores soluciones o que agudice los conflictos a través de la imposición?
Considero que el candidato a gobernador Ángel Aguirre le está apostando a su experiencia, fincada en el diálogo y concertación como instrumentos de gobernabilidad y precisamente este conocimiento está siendo aplicado en uno de los asuntos más espinosos y controvertidos en Guerrero, que rebasa las decisiones personales, y que incluso es un tema que debería ser debatido y resuelto en un foro plural como es el Congreso del Estado.
El resultado de un debate público, informado y de la elaboración de los mejores acuerdos, beneficia a Guerrero, porque cualquiera de las decisiones que se tomen mejorarán las condiciones de la entidad: a) porque si se logra consensuar el sí a La Parota, las condiciones de negociación con la CFE serán inmejorables, porque a fin de cuentas esta dependencia es la que realmente dispone de la inversión millonaria del proyecto y ella es la que decide a quién y cómo contratar; b) si es no a La Parota, se tendrán necesariamente que establecer propuestas alternas para el desarrollo sustentable y en beneficio de la población, de toda la población, en especial de las comunidades y sectores afectados o beneficiados con la propuesta; y c) los beneficiarios de la forma de resolver el asunto seremos realmente todos los guerrerenses, porqué aprenderemos a resolver por la vía de la legitimidad, nuestras diferencias.
En esta etapa de campañas electorales deben establecerse propuestas que conduzcan a resolver conflictos, mejorar las condiciones del desarrollo sustentable y crear un territorio de paz. Es momento de construir y sumar esfuerzos por un mejor Guerrero. Es momento de que los ciudadanos estemos todos por Guerrero, en un proyecto donde se aceptan las diferencias, pero sobretodo, donde se generen mecanismos de consenso, respeto y tolerancia.

maxarturo@hotmail.com

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