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viernes, 10 de diciembre de 2010


APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO
La parota
 
Los rostros lo dicen todo
(ambas fotos fueron tomadas el mismo día)
Jeremías Marquines
 
El gobernador de Guerrero,  Zeferino Torreblanca Galindo ha vuelto a sudar la calentura empresarial que en sus casi seis años de gobierno no pudo concretar: la construcción del criminal proyecto de la mega presa La Parota.

Mientras en Cancún, en la Cumbre Mundial contra el Cambio Climático se discuten y aprueban iniciativas para incrementar la oferta de energías renovables, promover el manejo forestal sustentable y analizan políticas contra el calentamiento global, en Guerrero, un mandatario troglodita defiende un proyecto devastador para la cuenca de Acapulco. Un proyecto que sólo beneficiará a los cientos de empresarios (entre los que se cuenta el propio gobernador) que se frotan las manos soñando en las inmensas ganancias que percibirán de realizarse esta obra.

Está más que documentado por organizamos internacionales el daño ambiental que causan las grandes presas, entre estos, el aumento del efecto invernadero que es factor de cambio climático y las migraciones internas de la población que generan zonas de máxima pobreza y degradación social.

La presa La Parota es un proyecto que según cálculos de sus defensores crearía unos cinco mil empleos (mano de obra mal pagada) durante los tres años de su construcción. Lo que no toman en cuenta es que las empresas constructoras locales tendrían una participación marginal porque la obra estaría a cargo de compañías extranjeras y sus filiales. Sólo las grandes cementeras y los fabricantes de varillas de acero gozarían el mayor beneficio. La inversión, como siempre, no se quedará en Guerrero.

Pero además, borraría por completo a los pueblos que se asientan en la zona de impacto de la obra y su población sería dispersada, acrecentando el impacto social en Acapulco y el municipio colindante de San Marcos. El efecto invernadero cambiaría la temperatura de 28 grados que tanto gusta a los turistas, incrementándose varios grados más; esto acabaría por completo con el destino turístico que sostiene la economía del estado.

Sin embargo, como ha sido una tradición en Acapulco y en Guerrero en general, los supuestos empresarios nunca han visto por el bienestar del estado. Su obsesión devastadora sólo tiene ojos para percibir las ganancias, los daños siempre los tiene que pagar la población porque estos “empresarios” ni siquiera viven aquí. Esta historia se repite con la explotación minera en el estado que sólo deja paisajes lunares a su paso y espejismos de desarrollo.

Esta es la misma política empresarial que dejó a Acapulco en las condiciones de marginación urbana y pauperización social que actualmente se vive en este puerto. Esta es la política empresarial que arrasó con la línea de playa donde construyeron hoteles con el beneplácito de ese presidente sátrapa que fue Miguel Alemán y al que los “empresarios” le están eternamente agradecidos.

Los promotores de la presa La Parota como el diputado zeferinista Armando Ríos Piter que hizo gestiones para que se aprobaran dos mil millones de pesos en el presupuesto de egresos de la federación 2011 para usarse en estudios previos a la construcción de este proyecto ecocida, no les interesa el bienestar futuro de los pobladores de Acapulco. Toda su intención es congraciarse y quedar bien con la escoria empresarial y ser parte de las ganancias inmediatas.  La construcción de la presa La Parota significa el mayor daño que se le pueda asestar al medio ambiente de Guerrero que es lo único que se vende como oferta turística en Acapulco. Las ganancias son pasajeras, el daño será eterno, sumado al riesgo por sismicidad porque la presa estará asentada sobre una de las fallas tectónicas más grades que existe.

Zeferino Torreblanca, al igual que los empresarios, sólo tiene los ojos puestos en las ganancias de las que él quiere ser parte, como lo está haciendo con el edificio del centro de gobierno que se construye en Acapulco, donde según la opinión de arquitectos, se está llevando limpios unos trescientos millones de pesos, sumado a las ganancias que le dejó la pésima construcción de carreteras que no aguantaron ni su sexenio completo.

Con toda razón, este gobernador siente singular simpatía hacia su antecesor, el ex gobernador priísta René Juárez Cisneros, un individuo que bolseó al estado de Guerrero y sumó más atraso y marginalidad a los guerrerenses. René Juárez como Zeferino, también hizo mucha obra pública mal hecha, obras que hoy están en el abandono y destruidas en más del 80 por ciento. Obras que le dejaron cientos de millones de pesos en ganancias, al grado que es uno de los tipos más ricos de la entidad.

Tomando en cuenta estas razones, es loable la decisión asumida por el candidato de la alianza Guerrero no Une, Ángel  Aguirre Rivero de rechazar enérgicamente la construcción de esta presa ecocida. Su posición es resultado de una reflexión informada; es producto de escuchar a los pueblos que serían afectados por esta obra y es una decisión congruente con la petición que le hizo el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, pero además, esta postura habla de un candidato sensible y congruente con las políticas medioambientales que se están discutiendo en la Cumbre sobre Cambio Climático.

A diferencia del candidato priísta Manuel Añorve Baños que se vio como un oportunista vil, al decir que también él rechaza La Parota; la postura de Ángel Aguirre está centrada en la información y en la línea de congruencia de las políticas medioambientales del PRD que se oponen a la depredación de los ecosistemas para obtener ganancias económicas y defienden la propiedad de la tierra y la cultura de los pueblos.

En lugar de una presa que alteraría el paisaje y el clima de Acapulco, Aguirre Rivero propone otras alternativas de desarrollo sustentable, le apuesta a desarrollar nuevas opciones turísticas, y a reforzar y ampliar las cadenas productivas y el consumo interno. Le apuesta a sistemas de desarrollo agrícola y acuícola modernos y extensivos, le apuesta a que las tierras y las aguas no estén ociosas y a generar precios de garantía para los productos del campo.

El rechazo a la presa La Parota por Ángel Aguirre marca una diferencia sustancial entre un candidato que propone y defiende la conservación de los recursos naturales y otro que promueve la devastación de la tierra prometiendo regalar fertilizante químico que deteriora los suelos. Es la diferencia entre un candidato que avanza en las propuestas con certeza y otro que como merolico estafador quiere regalar de todo ignorando el dicho popular que la gente sabe muy bien: lo regalado y lo prestado al final se paga caro.

LA CONTRA:

El hamponcete que aún funge como auditor general del estado, Ignacio Rendón se amparó para que no lo expulsen del cargo donde se enriqueció durante ocho largos años. Los diputados locales deberían promover una investigación a fondo para acreditarle responsabilidades por el mal uso los recursos de esa institución del estado que derrocha pagando inserciones en los medios de comunicación para autoelogiarse, además de sus múltiples irregularidades cometidas… La reforma a la ley de la auditoria estatal es urgente porque es una aberración que un auditor dure en el cargo más que un gobernador y que un presidente de la República…. La Coalición Guerrero nos Une debería aprovechar más las deserciones de priístas que a diario se suman en apoyo de Ángel Aguirre… Cada día es más patética la forma en que Manuel Añorve evidencia su desesperación, quiere cambiar la realidad a punta de inserciones en los diarios y con spots fantasiosos… Las preocupaciones por el desarrollo cultural siguen ausentes en ambos candidatos… El pillete de rector de la Universidad Autónoma de Guerrero que se gastó más de diez millones de pesos en su campaña no puede ahora juntar esa misma cantidad para asegurar el pago del aguinaldo a los trabajadores y ahora tendrá que pedir un adelanto del subsidio que recibe esa maltrecha institución. Pero en su momento lo escribimos hasta el hartazgo: Villegas Arrizón era un mediocre y ahora lo confirma porque a un año de gestión siguen sin hacerse realidad sus propuestas de campaña y la universidad sigue en caída libre como la campaña de su candidato Manuel Añorve… Apropósito de la universidad, ¿qué pasaría con el ex candidato a rector Rogelio Ortega Martínez?.. Ahí se los dejo a su criterio… No se extrañen si en los próximos días Añorve comienza a sonreír y no porque le esté yendo mejor…

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