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miércoles, 17 de noviembre de 2010

PRI: el recuento de daños.

PRI: el recuento de daños

Moisés Alcaraz Jiménez

La movilización realizada en Acapulco el pasado domingo por la alianza Guerrero nos Une integrada por el PRD, PT y Convergencia que postula a Ángel Aguirre Rivero como candidato a la gubernatura del estado, es importante por los diversos indicadores que contiene y que orientan sobre el rumbo que está tomando la contienda electoral.
Primeramente, después de esa magna concentración queda claro la capacidad de convocatoria de esa coalición y la confianza de la que aún son depositarias esas fuerzas políticas a pesar del déficit de credibilidad con el que concluye el actual gobierno emanado de esas mismas corrientes aliancistas.
Es importante también porque esas fuerzas heterogéneas y con raíces muy diversas prontamente han alcanzado los niveles requeridos de integración que les garantice construir una unidad ganadora ante un adversario que por ningún motivo se debe subestimar.
La mayúscula movilización y el certero mensaje de Ángel Aguirre en Acapulco cimbró las estructuras del PRI y generó rostros de preocupación en una dirigencia que hasta antes del domingo aún se aferraba al empate técnico que ahora parece alejarse con una evidente tendencia a la alza de la coalición Guerrero nos Une muy difícil de revertir, al menos dentro del marco del derecho y la limpieza electoral.
Durante la semana que concluye la alianza encabezada por el PRI hizo un recuento de daños extremadamente alejado de la calma y la serenidad que deben prevalecer en momentos difíciles como los que ahora agobian al partido, lo cual propició que se extraviara el rumbo, se llegara a la angustia y se hiciera un manejo de crisis muy deficiente.
El acto del domingo debió obligar al PRI a replantear su estrategia. Sin embargo no fue así pues la respuesta fue la profundización de la descalificación y el insulto al adversario, diatribas dirigidas por esa especie de golpeadores enviados a Guerrero como delegados por el comité nacional del PRI, que emplearon todo tipo de descalificativos contra la concentración del domingo y llenaron de insultos a Marcelo Ebrard, a quien llamaron delincuente electoral.
Son los mismos personajes expertos en las malas artes de la intimidación los que están aconsejando amenazar a los alcaldes que no se sumen a la campaña del PRI y están empezando a cumplir esas amenazas contra modestos servidores públicos de ayuntamientos que gobiernan y que no apoyan al partido, como está sucediente en Iguala, donde afloran las tradicionales prácticas del viejo PRI que ahora son contraproducentes, históricamente son parte de las causas de su deterioro y que a pesar de que se ha demostrado una y mil veces que esos atropellos se revierten contra el partido, sus dirigentes los siguen cometiendo.
La respuesta del tricolor no ha sido la calma, ni el orden, ni la inteligencia en la contraofensiva, sino que fue la pérdida de la compostura y una atropellada e ineficaz campaña de desacreditación a un evento que se seguirá reproduciendo por toda la entidad y que no podrá ser detenido ni con amenazas ni con injurias.
El discurso de Ángel Aguirre del pasado domingo en Acapulco impactó fuertemente en el PRI, que ha tratado de contrarrestarlo sin ningún éxito. Con ese mensaje Aguirre Rivero puso el dedo en la llaga y fue directo al punto neurálgico donde causará estragos a la coalición de enfrente. Acapulco es una fuente de votos que Guerrero nos Une seguramente seguirá explotando.
Manuel Añorve tuvo fuertes problemas para cumplir demasiadas promesas que realizó en Acapulco al calor de la pasada contienda electoral. Fue un exceso de ofertas en un entorno de severa escasez de recursos. El resultado es ahora una sociedad acapulqueña insatisfecha, es, como lo dijo Aguirre, una población que padece la amarga experiencia de las promesas incumplidas y eso, ahora, significa descrédito y frustración social que se cobra en las urnas.
Acapulco era considerado por el PRI como su principal bastión de votos después de lo que ellos identifican como el desastre dejado por gobiernos de otros partidos. El PRI aparecía así como el restaurador del buen gobierno. Sin embargo, el tricolor demostró ser parte del mismo problema, no la solución, pues no pudo resolver ninguna de las necesidades más apremiantes de los acapulqueños. De esa forma, el ejemplo de buen gobierno que el PRI pretendía realizar en Acapulco, se ha venido abajo, lo cual puede ser altamente capitalizable por la alianza Guerrero nos une.
PD. Para quienes no tenemos más armas que nuestra palabra e instrumentos de defensa que nuestra pluma, no nos queda más que condenar enérgicamente el atentado que sufrió El Sur este miércoles y exigir respeto y garantías a uno de los medios más democráticos de Guerrero y del país. La censura impuesta por la violencia es lo más doloroso para quienes tratamos de ejercer un periodismo independiente, más cuando vemos que la libertad de expresión y el derecho a la información se nos van de las manos, no sólo a los comunicadores, sino a la sociedad en general, agraviada y al borde del colapso.

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