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sábado, 27 de noviembre de 2010

El fenómeno Aguirre

El fenómeno Aguirre

Moisés Alcaraz Jiménez
Cuando Zeferino Torreblanca se trepó a la ola de la victoria hace seis años pocas dudas quedaban de que sería el próximo gobernador de Guerrero. Ángel Aguirre está sobre esa misma ola que igual que entonces es impulsada por una inercia constituida en tendencia ganadora, donde la sociedad civil ocupa un papel fundamental.
El voto duro del PRD, PT y Convergencia no alcanza para ubicar a Aguirre a la cabeza de las preferencias electorales donde ahora se encuentra. Su candidatura ha trascendido la actividad partidista hasta llegar al corazón mismo del espacio público –la calle, los mercados, el transporte, las plazas, la colonia, el barrio, el centro deportivo, la internet– donde domina el ciudadano sin partido que no tiene en mente abandonar el terreno electoral porque lo considera la única vía para el cambio pacífico de los gobiernos. Es el ciudadano de la sociedad plural, único capaz de impulsar una mejor calidad de la democracia, no con el apoyo de los partidos y de una clase política decadente, sino a pesar de ellos.
Es el ciudadano que no quiere dejar la política sólo a los políticos para que la sigan prostituyendo, es el ciudadano que no vemos en las muchedumbres de acarreados o grandes movilizaciones de protesta, pero que está ahí, en el espacio público, en su espacio, exigiendo respeto a sus derechos y en búsqueda permanente de una vida digna.
Es un espacio ahora vedado al político tradicional pero abierto a quien el nuevo ciudadano le reconoce virtudes o capacidad para enfrentar la altamente compleja problemática social actual. Gran parte de la sociedad civil ha perdido la credibilidad en los partidos y en las elecciones; no obstante, esa sociedad bien puede ser llevada a las urnas por candidatos a puestos de elección capaces de reconstruir en torno a su figura la credibilidad ciudadana retirada a los partidos. La ola de la victoria que recorre la geografía guerrerense no puede sustentarse sólo en los partidos, sino fundamentalmente en el ciudadano que surge de la pluralidad del espacio público, sin dogmas, abierto a la tolerancia y a la diversidad política.
Es el ciudadano que no vive de la esperanza, sino que vive el momento político y conoce sus potencialidades para generar el cambio, ir más allá de una simple alternancia de partidos en el poder y propiciar una transición real a un nuevo régimen.
Junto a la fuerza política que representan los ciudadanos sin partido, en este proceso electoral hay otros factores que contribuyen a crear el escenario favorable a la coalición Guerrero nos Une. Uno de ellos es la grave fractura del PRI que lo mantiene en una situación de muy alto riesgo. Ángel Aguirre se ha llevado tras de sí no sólo a gran parte de la élite priísta, es decir, a aquellos dirigentes y militantes que ocupan cargos públicos, que son la parte visible de la desbandada; sino también se ha llevado a una gran cantidad de simpatizantes de a pie, un indeterminado número de priístas que de manera silenciosa están ahora al lado de Aguirre. El éxodo de priístas es tal, que en realidad a Ángel Aguirre no lo respaldan tres partidos, sino cuatro considerando la cifra de priístas de base que siguen sumándose a la otra candidatura, cifra que va en aumento como aquel lugar común de la bola de nieve.
Un dato más sobre este aspecto: quienes están levantando la campaña de Aguirre son priístas y algunos convergentes. En el PRD muchos siguen simulando que trabajan y alguna secta polarizada de plano ha acordado la división del trabajo para apoyar algunos a Aguirre y otros a Añorve, como siempre ha sido y como es el caso de la familia de la señorita Lobato y su papá, del barrio de San Mateo en Chilpancingo, que son perredistas, pero votarán por el PRI
Otro elemento que ha metido al PRI en fuerte riesgo de perder la elección es la inútil alianza que hizo con partidos que en vez de ser un apoyo son un verdadero lastre, en particular el PVEM, que sólo es un parásito que ha vivido los últimos años gracias al PRI, partido al que le ha salido muy cara esa alianza donde los únicos beneficiarios han sido los verdes. La maestra Elba Esther se está tardando con sus apoyos, o tal vez ya perdió la fe y se resiste a invertir parte de su cuantiosa fortuna en una causa que considera perdida.
Andrés Manuel López Obrador se sumará en unos días más a la campaña de Aguirre. El Peje vendrá a Guerrero, el estado más lópezobradorista de México. Se sumará también Cuauhtémoc Cárdenas, que fue un gran amigo de Don Alejandro Cervantes Delgado. La avanzada será Ricardo Monreal, cuya efectividad electoral es incuestionable y su sola mención ha preocupado sobremanera a la dirigencia priísta (léanse las declaraciones de Héctor Astudillo de anteayer).
En fin, el escenario se complica cada día más para el tricolor ¿Cómo parar a Aguirre? En esto el ambiente se ensombrece y el horizonte se ve nublado. Ojalá me equivoque, aunque con personajes tan tenebrosos como el colimense enviado por el PRI a estas elecciones ¿qué podemos esperar los guerrerenses?

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