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viernes, 26 de noviembre de 2010

El gran diálogo

ALEJANDRO HERNÁNDEZ TORRES

El gran diálogo

En nuestro estado de Guerrero se ha abierto una ventana donde todos podemos mirar hacia el futuro para ver nuestro porvenir como sociedad, eso es lo que permite el gran diálogo iniciado el 3 de noviembre del presente año, con la apertura de las campañas político-electorales rumbo a la gobernatura del Estado de Guerrero; ello representa una condición inmejorable para poner sobre la mesa de debates los grandes temas de nuestro Estado, necesarios para configurar un escenario de oportunidades para todos y limitar cuando menos los obstáculos que limitan la libertad y hacen de Guerrero un estado colero del desarrollo nacional.
Se debe de partir sobre la base de que tenemos un atraso económico, político y social; entender esto permite configurar las alternativas de desarrollo, conscientes de que la solución a esta ecuación pasa por todos los sectores de la sociedad y los tres tipos de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), junto con la coordinación de los poderes federales. No, obstante; debe de haber claridad en el sentido de que las estructuras de poder elegido en un escenario de correlación de fuerzas determinarán el rumbo de la modernización de nuestro Estado. Por ello, los procesos político-electorales son de suma importancia ya que determinan la orientación político-administrativa de una Comunidad, un Estado y un País.
En este nivel de participación nos estaríamos ubicando en una democracia delegativa, concepto desarrollado por Guillermo O´Donnell, para expresar un ejercicio arbitrario y personalizado del poder ejecutivo que anula en la práctica la separación de poderes y excluye la participación de la sociedad civil y sustituye la ley por una voluntad de poder ilimitada. En otras palabras, la participación del “ciudadano” se daría exclusivamente a la hora de votar, se aplicaría la noción “votas y te vas”, lo que genera democracias de baja calidad donde la transparencia y la rendición de cuentas son un espejismo. Esto genera un Estado endeble, ineficaz burocráticamente, trunco en su orden jurídico y continuamente privatizado por intereses privados.
De los dos candidatos con posibilidades para obtener la gobernatura de Guerrero; Ángel Heladio Aguirre Rivero y Manuel Añorve Baños; llama la atención la propuesta del primero, en el sentido de crear una nueva Constitución Política para nuestro Estado, es decir, un nuevo marco jurídico que determine una nueva forma de hacer política, una nueva forma de concebir la economía estatal, y una forma distinta de interrelación de la sociedad y el gobierno.
Por lo menos ello obligaría a la intelectualidad guerrerense a entrar a un proceso de discusión y análisis. Las condiciones están dadas para este significativo proceso, se trata de fortalecer nuestras instituciones, de hacer uso de nuestra autonomía estatal para dotarnos de un marco jurídico moderno que responda a los desafíos de nuestro siglo, el gran desafío de la sociedad guerrerense: la pobreza y la falta de oportunidades.
En Guerrero tenemos poco Estado, poco mercado. Se trata de solucionar estas fallas con una nueva racionalidad, con la reinvención de nuestras instituciones porque de seguir con la misma dinámica de los últimos 30 años tendremos un crecimiento empobrecedor.
La disyuntiva es clara o Guerrero nos une en este gran diálogo para sentar las bases de un crecimiento sustentable y de calidad, logrando los consensos o acuerdos necesarios para configurar una gobernabilidad democrática o le seguimos por la misma vía de desarrollo dependiendo de las transferencias y participaciones federales; administrando la pobreza. En este último escenario, por más recursos que haya o se programen en los presupuestos de egresos estos no alcanzarán, serán devorados por las burocracias, a falta de rendición de cuentas y de la legalidad sólo quedará el grito lastimero de nuestros diputados, en específico de la Presidenta de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de Federación, “Se trató de un presupuesto en el que se buscó, en todo momento, la distribución de los recursos en función de las necesidades urgentes de la población, desechando cualquier tinte partidista y anteponiendo los intereses de los ciudadanos. Como nunca, se obligará a los tres órdenes de gobierno a transparentar sus gastos.” (La Jornada, 17/11/2010).
Ante lo arcaico, anacrónico y la violencia antepongamos el diálogo que construya que edifique; hagamos uso de la política pues. Empecemos a remover la losa de 200 años de incomprensión y 100 años de errores y horrores.

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