La Jornada Guerrero 26/01/11
DEFINICIÓN PREVISIBLE
El candidato a la gubernatura por el Partido Acción Nacional, Marcos Efrén Parra Gómez, declinó finalmente por el de la coalición Guerrero nos une, Ángel Aguirre Rivero.
Lo hizo, a pesar de que en diferentes ocasiones y de manera tajante había dicho que no declinaría ni por dinero ni por poder. Tal vez a lo último se decidió porque la dirigencia nacional de su partido se lo pidió, y lo aprobó así anoche en el seno de su Comité Político. De cualquier manera, confirma el dicho de que nunca es tarde para cambiar.
Este movimiento da un giro a un proceso electoral que en su última etapa se estaba volviendo muy candente, porque a la visible delantera de Aguirre Rivero, se suma ahora el trabajo que hizo Parra Gómez, quien pasó de encabezar a un partido político sin mucha presencia en la entidad, a convertirse en una opción para los indecisos.
Planeado estratégicamente, el momento de la declinación parece efectivo para sus operadores, porque ocurre a unas horas de que entre en vigencia la prohibición para hacer campaña –y en ese sentido no podrá tener una respuesta de sus adversarios–; y porque si desde el principio se pensó que esta alianza podría realizarse, así ocurrió, pero se dejó crecer al panismo lo más que pudo, al dejarlo hacer su propia campaña.
¿Puede definirse ya, desde ahora, quién será el próximo gobernador? Es difícil decirlo, pero sin duda esta última jugada tendrá consecuencias.
Lo que hay que observar aquí es que al final fue una operación fina trazada entre el perredismo de Jesús Ortega y el panismo de Felipe Calderón, quienes amarran así su alianza con miras al estado de México, donde podría repetirse la historia con ésta u otras características, para cerrarle el paso al priísta Enrique Peña Nieto el año que viene.
No hay que olvidar que el caso Guerrero es el preludio de la elección presidencial, y que lo que se juega aquí no sólo es el retorno o no del PRI a casa Guerrero, sino a Los Pinos.
DEFINICIÓN PREVISIBLE
El candidato a la gubernatura por el Partido Acción Nacional, Marcos Efrén Parra Gómez, declinó finalmente por el de la coalición Guerrero nos une, Ángel Aguirre Rivero.
Lo hizo, a pesar de que en diferentes ocasiones y de manera tajante había dicho que no declinaría ni por dinero ni por poder. Tal vez a lo último se decidió porque la dirigencia nacional de su partido se lo pidió, y lo aprobó así anoche en el seno de su Comité Político. De cualquier manera, confirma el dicho de que nunca es tarde para cambiar.
Este movimiento da un giro a un proceso electoral que en su última etapa se estaba volviendo muy candente, porque a la visible delantera de Aguirre Rivero, se suma ahora el trabajo que hizo Parra Gómez, quien pasó de encabezar a un partido político sin mucha presencia en la entidad, a convertirse en una opción para los indecisos.
Planeado estratégicamente, el momento de la declinación parece efectivo para sus operadores, porque ocurre a unas horas de que entre en vigencia la prohibición para hacer campaña –y en ese sentido no podrá tener una respuesta de sus adversarios–; y porque si desde el principio se pensó que esta alianza podría realizarse, así ocurrió, pero se dejó crecer al panismo lo más que pudo, al dejarlo hacer su propia campaña.
¿Puede definirse ya, desde ahora, quién será el próximo gobernador? Es difícil decirlo, pero sin duda esta última jugada tendrá consecuencias.
Lo que hay que observar aquí es que al final fue una operación fina trazada entre el perredismo de Jesús Ortega y el panismo de Felipe Calderón, quienes amarran así su alianza con miras al estado de México, donde podría repetirse la historia con ésta u otras características, para cerrarle el paso al priísta Enrique Peña Nieto el año que viene.
No hay que olvidar que el caso Guerrero es el preludio de la elección presidencial, y que lo que se juega aquí no sólo es el retorno o no del PRI a casa Guerrero, sino a Los Pinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario