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miércoles, 19 de enero de 2011

Guerrero, historia de violencia

El Sur 19/01/11

Alberto López Rosas
En mi mente se anidan las secuelas que han dejado los brotes constantes de violencia en la entidad a lo largo de su historia moderna, que para ser sincero nada de modernidad, puede caracterizar a un estado que vive permanentemente bajo el espiral de violencia, ahora por el crimen organizado o bien por razones de índole político. Lo cierto es que la sociedad, no siente reposo ni tranquilidad, en consecuencia el progreso se retrasa.
Recuerdo aún con sobresalto el homicidio de Nicolás Salinas Sotelo ocurrido en diciembre de 1974, dentro del recinto universitario de la UAG. Recién habían pasado las elecciones para Gobernador del Estado, que entonces se elegía el primer domingo de diciembre y a Rubén Figueroa Figueroa, candidato del partido único en su momento, se eligió en ausencia, ante el secuestro en el que permanecía. Ninguna explicación se obtuvo ante ese hecho de sangre.
Los sucesos de violencia se siguieron dando a través de los siguientes procesos electorales y arreciaron cuando el PRD emergió como una fuerza popular arrolladora en la entidad, que puso en jaque a quienes han mantenido el control político y pretenden sostenerlo, en contra de la voluntad de la mayoría de los guerrerenses.
Hasta el 2005, los perredistas hacíamos uso de un discurso que nos alentaba y animaba a algunos sectores de la sociedad, nuestra lucha era contra los caciques, los corruptos, los arbitrarios, contra los que hicieron del poder una forma de vida a costa del erario público.
Entonces, exhibíamos ante la sociedad a esos gobiernos que habían empobrecido a las familias guerrerenses y eran los emblemáticos de la violencia en el estado, sobre todo la dinastía Figueroa, que desde la revolución, iniciaron el control político en el estado, de tal forma que el ingeniero Rubén Figueroa Figueroa, se negó a recibir el gobierno de manos de Israel Nogueda Otero y maniobró para su caída lo que logró, a través de sus relaciones políticas con el gobierno de la federación, más tarde, por actos de violencia su hijo Rubén Figueroa Alcocer caería también ante los hechos de Aguas Blancas, sucediéndolo Ángel Aguirre Rivero, quien no sucumbió a su control.
He llegado al convencimiento que nadie escribe para sí, escribe para el tiempo, para quienes buscan explicaciones del pasado para entender el presente, por eso ante el antecedente escrito, creo que este sexenio estatal fue un fracaso, su alianza con los que controlan el poder fue evidente.
Las crónicas en los medios a lo largo del periodo de gobierno dan cuenta de ello, desde la toma de posesión, no hubo transición, no hubo reforma del Estado, no se pacificó a la entidad, no hubo comisión de la verdad, se mantuvo la vieja estructura y nos mantenemos bajo los signos de violencia como antes, lo peor es que este gobierno nos acercó más al pasado que a la modernidad.
Evadió las decisiones políticas y se mimetizó llegando al gatopardismo, apostando según su discurso, a la obra pública, no a la transformación política que era el deseo de una sociedad que aún parece permanece secuestrada.
No obstante los altos niveles de legitimidad brindada aquel día de la esperanza, cuando se escuchó con emoción en plazas públicas, a una sola voz, ¡no nos falles Zeferino! La agresión en contra de Guillermo Sánchez Nava demuestra que el gatopardismo triunfó, la muerte de Armando Chavarría y de otros actores políticos nos indican que nada se transformó, el silencio ante las víctimas fundadores del PRD, nos dicen que su sacrificio fue en vano.
Nada cambió, si acaso empresarios quebrados que integran el gobierno en agonía puedan sentirse recuperados y retirarse ahora a disfrutar sus emolumentos, gracias al Partido de la Revolución Democrática y para ser justo al Partido Convergencia que hace seis años contribuyó decididamente para esas oportunidades.
Los militantes del PRD, sin lugar a dudas seguirán luchando, esa es su naturaleza, esperando cuando menos que los que se van, no estorben. La tarea no está cumplida y en ese caso, hay que volver a empezar confiando en que hoy no nos equivocaremos, porque hay oficio político y sentido humano, lo que estuvo ausente en Guerrero en los últimos seis años. Sánchez Nava ha sido un hombre de respeto en la izquierda de Guerrero, estoy seguro superará este reto.

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