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lunes, 10 de enero de 2011

¿Dónde quedó la guerra de las encuestas?

El Sur 08/01/11

Moisés Alcaraz Jiménez
Las encuestas no mienten, incluídas las que se hacen con fines electorales. Particularmente las de este tipo son un reflejo exacto de una realidad concreta que se desea conocer a detalle. Sobre estos asuntos las encuestas son fotografías muy reales que deben renovarse periódicamente ante lo cambiante del objeto de estudio.
Las encuestas en sí mismas no mienten (las que se hacen con profesionalismo tienen un margen de error mínimo) y son ahora herramientas imprescindibles para conocer la opinión real de amplios sectores sociales sobre temas de diverso tipo. Quienes pretenden engañar a la opinión pública mediante el uso tendencioso de las encuestas sobre preferencias electorales son los actores partidistas.
Como publicidad electoral, las encuestas se han desgastado y se encuentran en severa crisis de credibilidad. Ahora ya nadie confía en ellas e inclusive los más famosos despachos que se encargan de su elaboración han quedado exhibidos como viles mercaderes que venden su deshonesto trabajo y sus facciosos productos al mejor postor.
Pero las encuestas siguen siendo el procedimiento más certero y eficaz que utilizan los contendientes electorales para conocer el lugar exacto que ocupan en el ánimo de los votantes.
Por ello, si bien los ciudadanos tienen cero confianza en las encuestas que difunden los políticos, para uso interno los partidos y candidatos a cargo de elección popular las realizan de manera permanente pues no existe forma más precisa de conocer las preferencias, el sentir social, las necesidades y demandas ciudadanas, que a través de estos procedimientos que permiten orientar las plataformas electorales de los partidos, el discurso de sus candidatos, sus programas, proyectos y ofertas políticas.
En el proceso electoral que se vive en Guerreo, ninguna de las encuestadoras registradas ante el órgano electoral ha difundido el resultado de sus trabajos. Algunas de esas empresas tienen una imagen impresentable y otras se comenta que están al servicio de alguno de los partidos, en espera del momento propicio para divulgar sus tendenciosos resultados, como ya lo han hecho en otras entidades del país.
La empresa Mitofsky, por ejemplo (que no participa como tal en Guerrero en este proceso), pronosticó una escandalosa derrota para el PAN, PRD, PT y Convergencia, sonados triunfos para el PRI en estados como Oaxaca, Sinaloa y Puebla en el más reciente proceso electoral, donde el tricolor fue superado con amplio margen por esos partidos; o en estados como Hidalgo, donde esa misma encuestadora días antes de los comicios anunció que el PRI aventajaba a sus oponentes por cerca de 30 puntos porcentuales y al final este partido se impuso por un margen apenas un poco superior al empate técnico.
Las encuestas que para su uso interno mandan a hacer los partidos tienen una característica en común: al ser conocidas por más de dos en un ambiente muy poroso son de extrema volatilidad, se filtran desde el mismo día que se terminan y las que se hacen en un bando llegan con suma facilidad al otro. La otra característica es que al ser elaboradas para el consumo interno los resultados son reales pues ellos mismos no se pueden engañar.
Un hecho que confirma que las encuestas no fallan, sino que son los partidos quienes las pervierten, es que las que obran en poder de añorvistas y aguirristas coinciden milimétricamente en sus resultados, con el consabido margen de error de entre dos y tres puntos porcentuales, como corresponde a las que se hacen de manera objetiva e imparcial.
En estas encuestas es verdad que el PRI ha repuntado. Tiene razón en ello Manuel Añorve Baños, que insistentemente se ha referido en los días más recientes a este tema. Pero la diferencia a favor de Ángel Aguirre sigue siendo muy considerable con una mínima variación de entre cinco y seis puntos entre unas encuestas y otras, con el agravante para el tricolor de que el tiempo también está a favor de Ángel Aguirre, pues el PRI muy difícilmente podrá remontar esa diferencia, que puede significar decenas de miles de votos, en 20 días que le restan a la face de campañas.
Dos factores crearon este escenario de repunte de Añorve: el fallido manejo de la coalición Guerrero nos Une sobre el asunto La Parota, que provocó el alejamiento del lopezobradorismo de esta coalición, con todo el enorme peso político que esa corriente representa en Guerrero, al grado tal que para el PRI el retiro de López Obrador fue como una bocanada de aire para quien está a punto de morir ahogado, fue como encontrar el famoso oasis en el desierto; muy pocos conocen el gran júbilo privado que este caso provocó en la dirigencia tricolor. El otro factor fue el exceso de confianza del aguirrismo al saberse muy arriba, 16 puntos como en verdad lo estuvo, de su contendiente.
Con López Obrador de su lado la coalición Guerrero nos Une tenía el triunfo más que asegurado. Lázaro Mazón ha fallado en su esfuerzo de hacer volver al tabasqueño a Guerrero. Error de cálculo o lo que haya sido al poner en una balanza por un lado al Peje y por el otro a La Parota, la verdad es que ahora Añorve pisa los talones a sus contrincantes a quienes podría alcanzar si aquellos insisten en bajar el ritmo de trabajo y pensar que ya tienen medio cuerpo en Casa Guerrero, como decían antes en el PRI.
Téngase presente que falta la fase más dura de la guerra sucia, donde el PRI tiene grado de excelencia y prepara escrupulosamente el terreno al grito de ¡¡Al ladrón, al ladrón!!
agorapol@hotmail.com

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