El Sol de Chilpancingo 11/01/11
Finalmente fue subsanado ayer, por el candidato de la coalición PRD/Convergencia/PT, Ángel Aguirre, por lo menos en lo que concierne a su oferta de campaña, el gran faltante que los potenciales electores habían echado de menos en las presentaciones de los candidatos a la gobernatura de Guerrero.
Nos referimos a un Plan de Gobierno, estructurado con líneas de acción susceptibles de ser enriquecidas con adiciones posteriores, según retroalimentaciones surgidas durante la respectiva campaña.
Ignoramos si Manuel Añorve postulado por la triple alianza PRI/PVEM/PANAL y Marcos Parra por el PAN, ya estén sobre el suyo; pero evidentemente Ángel Aguirre, como en otros casos, ya tomó la delantera.
Acertadamente, porque la gente que acude a los actos masivos, solía tomar nota de acciones aisladas, más parecidas a ocurrencias coyunturales que elementos básicos de un programa de gobierno.
Ya tiene pues Aguirre, lineamientos que permiten dar coherencia a los ofrecimientos de campaña.
En sus ediciones de hoy la gran mayoría de medios escritos seguramente publicaron íntegro el discurso pronunciado por AAR, y los electores podrán formarse una idea en torno de los asuntos que tiene en mente como programa de gobierno.
Por cuestiones de espacio –en esta columnejilleja no cabría íntegro el texto– nos ocuparemos únicamente de dos puntos que nos parecen de relevancia capital porque constituyen, sin lugar a dudas, un anhelo de quienes soñamos porque la democracia efectivamente se imponga a la partidocracia y sea el pueblo, quien tome las decisiones importantes.
No como hasta ahora, pésimos gobernantes convertidos por la corrupción en sátrapas, que miran únicamente por sus propios intereseses y los de sus camarillas, importándoles el bienestar de los gobernados una pura y… dos con sal.
Nos referimos a una nueva constitución política para que el Pueblo retome el poder que dimana directamente de él: o sea, ese que sólo existe en la retórica pero no en la pràctica. Y con dicho poder popular, vía plebiscito o referéndum, darse los gobernantes que el propio pueblo elija y no los que las mafias partidistas impongan.
Con una nueva Constitución estatal, la revocación de mandato es obligada como recurso del Pueblo, precisamente para sacudirse a quienes una vez electos defraudan la confianza depositada en ellos.
El Pueblo puede equivocarse. Los gobiernícolas, impunemente, jamás…
Y ya encarrerados –eso lo determinaría un Congreso Constituyente verdaderamente identificado con los reclamos populares, encargado de redactar una Constitución de vanguardia– se reagregaría el complemento que los legisladores de las oligarquías eliminaron en su provecho: el derecho que tiene todo ciudadano honesto a votar; pero también a ser votado. Debe eliminarse el monopolio de quienes imponen, incluso a nulidades, como derecho de pernada de quienes detentan el poder fáctico.
Se debe constitucionalizar la candidatura ciudadana.
¡Basta de permitir que unos cuantos se arroguen la facultad de decidir, dedocráticamente, quiénes deben o no ser postulados a un cargo de elección popular!. No más partidos-monopolio y por ende nidos de ratas bípedas, subsidiadas con dinero del Pueblo mientras éste padece lacerante miseria. ¡Salud!
Ya tiene pues Aguirre, lineamientos que permiten dar coherencia a los ofrecimientos de campaña.
En sus ediciones de hoy la gran mayoría de medios escritos seguramente publicaron íntegro el discurso pronunciado por AAR, y los electores podrán formarse una idea en torno de los asuntos que tiene en mente como programa de gobierno.
Por cuestiones de espacio –en esta columnejilleja no cabría íntegro el texto– nos ocuparemos únicamente de dos puntos que nos parecen de relevancia capital porque constituyen, sin lugar a dudas, un anhelo de quienes soñamos porque la democracia efectivamente se imponga a la partidocracia y sea el pueblo, quien tome las decisiones importantes.
No como hasta ahora, pésimos gobernantes convertidos por la corrupción en sátrapas, que miran únicamente por sus propios intereseses y los de sus camarillas, importándoles el bienestar de los gobernados una pura y… dos con sal.
Nos referimos a una nueva constitución política para que el Pueblo retome el poder que dimana directamente de él: o sea, ese que sólo existe en la retórica pero no en la pràctica. Y con dicho poder popular, vía plebiscito o referéndum, darse los gobernantes que el propio pueblo elija y no los que las mafias partidistas impongan.
Con una nueva Constitución estatal, la revocación de mandato es obligada como recurso del Pueblo, precisamente para sacudirse a quienes una vez electos defraudan la confianza depositada en ellos.
El Pueblo puede equivocarse. Los gobiernícolas, impunemente, jamás…
Y ya encarrerados –eso lo determinaría un Congreso Constituyente verdaderamente identificado con los reclamos populares, encargado de redactar una Constitución de vanguardia– se reagregaría el complemento que los legisladores de las oligarquías eliminaron en su provecho: el derecho que tiene todo ciudadano honesto a votar; pero también a ser votado. Debe eliminarse el monopolio de quienes imponen, incluso a nulidades, como derecho de pernada de quienes detentan el poder fáctico.
Se debe constitucionalizar la candidatura ciudadana.
¡Basta de permitir que unos cuantos se arroguen la facultad de decidir, dedocráticamente, quiénes deben o no ser postulados a un cargo de elección popular!. No más partidos-monopolio y por ende nidos de ratas bípedas, subsidiadas con dinero del Pueblo mientras éste padece lacerante miseria. ¡Salud!
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